Hoy tuve mi primer día de participación en las jornadas académicas del instituto donde trabajo. EStoy exhausto. Desde temprano estuve preparando mi ponencia, luego fui a escuchar a un compañero, allí descubrí que me molesta sobremanera cuando los ponentes de una sesión en un congreso se van antes de que termine. No porque me haya quedado sin poder hacer la pregunta que tenía para él, sino porque lo encuentro irrespetuoso y hasta un poco irresponsable. Luego vino mi ponencia, como siempre, el tiempo casi no alcanza y tuve que apiñar todo lo que tenía por decir. Recibí comentarios muy interesantes y alentadores a continuar con el trabajo. Primero temí ser demolido porque el comentarista había tirado con artillería pesada a los ponentes que me precedieron, pero cuando llego el turno de sus comentarios hacia mi exposición me sorprendió y me me fui entre satisfecho y entusiasmado.
Moraleja: la próxima vez conviene ensayar la exposición con el power point para ajustarlo a los 15 minutos que suele haber para ello.
Al volver en bicicleta de vuelta advertí que la tarde estaba preciosa.
Creo que eso es todo. Mañana me espera otro día de trabajo académico.